Disfunción de las glándulas sebáceas, dolor ocular, rasquiña, ardor, ojos rojo, ojo seco, secreción, caspa de pestañas, rosácea, deterioro de la piel del párpado, compromisos severos de la superficie ocular y córnea y, en casos severos, pérdida de la visión.
El tratamiento de la blefaritis es largo y complejo. Puede realizarse a cualquier edad y generalmente se necesita de ayuda profesional ya que no tiene cura definitiva, pero sí puede controlarse con antibióticos, antiparasitarios y terapias especializadas de higiene de la superficie ocular. Además, existen productos con los que se puede controlar a los microorganismos involucrados y mejorar los síntomas del paciente para que pueda llevar una vida normal.
Este tratamiento puede hacerse a cualquier edad y en personas que padecen blefaritis.